domingo, 31 de agosto de 2008

El bichito


No soy muy amigo del pescado, y hay experiencias que marcan. Estábamos ahí acaramelados celebrando una cena en un buen restaUrante de la ciudad, cuyo nombRe no dIré para no verme Zaherido por algunA queRella (la palabra zaherido, obviamente no encaja, pero palabras con Z que encajaran hay pocas), cuando sucedió el hallazgo. Optamos por un menú degustación, que tenía de todo un poco y todo apetecible.


Era un medallón de rape a la no se qué, y ciertamente, a pesar de estar ligeramente salado, estaba disfrutando del plato. Mi preocupación, infantil, lo reconozco, a la hora de comer pescado son las espinas y ahí andaba yo escrutando bien el pescado, absolutamente limpio de espinas por otra parte. Pero durante mi disección del pescado, vi un elemento extraño, como un hilito rojizo que aparté, por si era una venilla (tienen venillas los peces?), pero el hilito se movió en la salsa, era un parásito. Buscando en la red, y comparando, creo que era el famoso anisakis, bastante dañino para los alérgicos y potencialmente peligroso para cualquiera si se te cuela hasta los intestinos.


El camarero, muy amable, preguntó si nos había gustado cuando recogió el plato, le hice ver que sí, pero que había encontrado un ser vivo, que señalé con el tenedor. Bastante azorado, acudió a cocina donde le dijeron, según nos comunicó, que era una larva del pescado, que a veces se cuelan, que son difíciles de ver, que eso muestra que el pescado es fresco, pero que no era nada tóxico. Salvo esta última afirmación, discutible cuanto menos, lo demas es cierto, nada que reprochar. También que iban a comentárselo al pescatero que les vende el pescado y que tendrían un detalle con nosotros por el desagradable hallazgo.


El morbo era saber en cuánto valoraban ellos este desagradable hallazgo, ¿nos saldría gratis la cena?, ¿nos invitarían a los cafés?. Lo cierto es que a partir de este incidente, el camarero cambió su actitud, hasta entonces extremadamente educada y distante, lo que se espera más o menos en un restaurante de cierto lujo, pasando a una actitud de colegueo que chocaba. Por poner un ejemplo, a la hora de sacarnos el licor de hierbas (pese a insistirme antes, sólo a mí, con esta frase: "Tómate un buen copazo de algo bueno, hombre"), nos dijo, con la sonrisa en la boca: "Ahí la tenéis, a ver si la acabáis, a ver si hay cojones". Supongo que todo ese colegueo era un intento por quitar hierro al asunto, pero a mí me resultó hasta cierto punto violento.


Finalmente, tengo que decir que el menú, salvo por este incidente, que puede marcar, y de hecho ha marcado de modo que si alguien me pregunta por el restaurante, será sin duda lo primero que cuente, y por los postres, un tanto flojos; fue muy digno y original.


El caso es que, según he leído, el parásito, si ha entrado en el organismo, que ya me extrañaría con el cuidado que puse a la hora de comer el rape, puede manifestarse hasta 1 semana después, ya les contaré. Menos mal que no soy hipocondríaco, ah no, que sí que lo soy.


Y el detalle final. 8 euros de menos en la factura y el licor de hierbas a discrección gratis, pero cualquiera se tomaba más de un chupito, puro fuego.

martes, 12 de agosto de 2008

Prost!!!!


Anuncié "solemnemente" que el título del post sería Si no se ha follado es porque no se ha querido. Pero no, por varios motivos: tendría que explicarlo, quitaría protagonismo a los verdaderos protagonistas del evento,...


Intentaré poner orden en mis recuerdos para hacer la prometida crónica de 5 locos días en tierras muy lejanas, y poner orden en esos recuerdos de ciertas horas entre la tarde del día 8 y la mañana del día 9, será harto complicado.


La primera jornada tras un viaje con cierto toque de odisea que lo fue menos gracias a la tecnología GPS, la llenamos con un grato paseo/visita turística por el pueblico, guíados por los anfitriones. Un bello pueblo al que, sin embargo, le falta vida callejera, alguien dijo con acierto que para qué tanto parque si luego los lugareños no los disfrutan. Y un pueblo, al parecer, poco preparado para acoger una horda tan numerosa como la nuestra, algo que se hizo especialmente notorio cada vez que nos sentábamos a comer en algún restaurante.


Llegó el día de la boda, la mágica fecha del 8/8/08, no fue a las 8, pero las intenciones de los contrayentes no eran mucho mejores hace unos meses. Finalmente fue un poco más tarde, a eso de las 11:30. La ceremonia, civil, tuvo su toque personal, contando la historia de esa relación, una historia, tengo que decir, algo edulcorada, que los que lo vivimos podíamos haber matizado. Pero no hubo turno de réplica.


Realmente, cierto hombre de bucles en cabello y prominentes paletas, y yo, fuimos, en parte importante, responsables de este feliz enlace. Ya, ya sé que las cosas hubieran acabado cayendo por su propio peso, pero esos empujones que dimos (en el último caso, empujones físicos) para que te dieras por enterado del interés de ella y actuaras en consecuencia fueron seguro positivos. Claro que nosotros estábamos pensando más a corto plazo, de hecho, pensando en esa misma noche, y realmente hubo que esperar a montañas de aguas salvajes (siempre según esa edulcorada versión) para que la cosa empezara a cuajar. Y el asunto acabó en boda.


Una boda de la que, supongo, el hombre honrado que rasguña, debe sentirse bien orgulloso, en cuanto a la disposición de sus amigos invitados. No sé si echó de menos a alguien, pero movilizar a unos 30 individuos/as, sacarles de sus fiestas, hacerles llegar a las tierras de muy-muy lejos desde dispares lugares, y darle el color que le dimos al evento, creo que es para estar contento.


Para los contrayentes fue una sorpresa absoluta vernos vestidos de baskitos y neskitas, puesto que a pesar de que se enteró por 4 vías diferentes de nuestros planes respecto a la indumentaria, no se lo podía creer. (ATENCIÓN: FRASE IRÓNICA). El caso es que, como digo, dimos calor y color a la fiesta, y nos hicimos notar. Una boda es una fiesta a la que, por lo general, se acude con predisposición al divertimento, y eso se exacerba cuando se acude a 2000 kilómetros, vestidos con los trajes locales y en compañía de excelentes y divertidísimas personas.


Se cantó mucho, se bailó bastante y se rió más. También se bebió, en mi caso, de más, y es el único pero que pongo a la experiencia, desde el punto de vista personal. Contradiciendo el espíritu de mi blog, no aprendo, y tengo que recalcular mi punto de ajuste, porque el subidón que me dio nada más irnos del restaurante no fue normal. A partir de ahí, mis recuerdos son flashes, hablo de mis recuerdos en cuanto a lo que sucedió porque, en cambio, tengo claro que me lo pasé en grande y bailé como nunca, con consecuencias de agujetas incluso.


Me temo que, en algunas fases de la fiesta, hice un poco el impresentable, sospecha reforzada por el hecho de que varias almas caritativas me solicitaron que parara un poco el ritmo. Pero había que cubrir todos los roles de una fiesta-bodorrio, la cuarentona borracha acosadora de tiernos efebos ya estaba, los pilladores, la bailarina insaciable, el lisiado, los sosos que no bailaban y había que animar a pataditas, los Djs, el ambiguo sobón..., todos esos roles ya estaban pillados, así que yo cogí el de el impresentable de la fiesta, que estaba libre. Hoy he visto algunas fotos donde se vé mi transformación y hay que ver mi careto en algunas de ellas para comprender que algún exceso sí que hubo.


El novio tuvo la feliz idea de pedir que lleváramos nuestros cds para la fiesta, lo que hizo que sonara la música que nos apetecía realmente oír. Ello fue un aliciente para que la pista nunca estuviera vacía. Tengo que aclarar que cuando hablo de pista de baile estoy hablando de un txoko de los bomberos voluntarios del pueblo, que a la vez que servían birra y bailaban estaban alerta ante posibles incendios en la zona. Lo de los bomberos despertó el interés de las invitadas pero quedaron algo defraudadas al ver la edad y forma física de los bomberos en cuestión.


El caso es que llegué al éxtasis danzarín con algunas canciones, con una desaforada disposición a hacer saber a los demás que esa era mi canción, o ese era mi grupo. Doctor Deseo, Hertzainak, Barricada, qué grandes. Y tengo, entre mi nebulosa de recuerdos, imágenes de auténtico hostigamiento para con el hombre honrado que rasguña pidiéndole canciones. Perdón.


El resto de días por aquellas tierras lo fueron de barbacoas, risas, kartoffel (o kartoffen), risas, birra, risas, visitas turísticas, risas,...


Lo cierto es que el grupo de amigos/as del hombre honrado que rasguña es de los que no hay, mira que recelo yo de la movida scout, pero soy consciente de que este grupo humano se forjó ahí fin de semana tras fin de semana, campamento tras campamento, y son una auténtica piña con muchas virtudes entre las que el sentido de la amistad y el compañerismo destacan como valores reales de los que hacen buena gala.


En cuanto al nuevo matrimonio, sólo cabe desearles lo mejor tras este hito en su convivencia, y algo me dice que no será necesario colgarles un buey en la puerta de casa. Que todo os siga yendo bonito. Salud y amor (el dinero ya os lo dará esa jodida multinacional).


Pd: un viaje en avión i/v 110 euros, un pantalón de blusa 15 euros, unas medias 4 euros, que en la prensa local digan (falsamente) que los españoles jalearon a los novios con gritos de olé no tiene precio.

lunes, 4 de agosto de 2008

Ya estoy toña

Pues me he dicho, hay tantos grandes literatos que han desarrollado las mejores de sus obras etílicos perdidos, Bukowski, Dostoievski, Sánchez Dragó,... (que conste que esto no es lo más fuerte que se ha dicho de Sánchez Dragó en este blog o aledaños), que me he dicho, ¿por qué yo no?, así que voy a probar.

Este es un día especial para todo ciudadano de esta ciudad (mira que tomo precauciones para no decir de dónde soy, eh, con lo fácil que sería gritar a los 4 vientos: ¡Sí, soy de Albacete!), bueno pues eso, que es un día especial para todo albazetearra, que hoy es el txupinazo de esta mi ciudad y que ahora es el momento en que, ya con estas edades, uno se vuelve a casa para quitarse el olor a cava barato y adecentarse un poquito, procurando no perder el puntillo que se trae, para continuarlo y rematarlo horas después... Para este propósito me he armado con una Aurum, la birra de Eroski.

Ya sólo con decir eso pierdo prestigio, un auténtico literato dipsómano se debería dejar inspirar por el whisky, por la ginebra, por el vodka, pero la cerveza de Eroski no da la talla, lo sé. Pero qué se le va a hacer, nunca me dió por las de alta graduación, y mi cabecita bien que lo agradece a las mañanas.

34 tacos, desde que tengo uso de razón no me pierdo el txupinazo. A partir de los 14, libre de ataduras paternales. Por tanto, 20 txupinazos ya en que de todo ha habido, hasta sólo he ido alguna vez, lo de "sólo" tiene su coña, teniendo en cuenta que no cabe un alfiler en la plaza. En definitiva, que es uno de esos momentos con cita anual irrevocable, de esas fechas que nos recuerda que seguimos vivos, con toda su parafernalia de tradiciones que se repiten año tras año.
Ya he pasado por casi todas ellas. Creo que ya no es como antaño, pero quizás sea yo el que no soy como antaño, en todo caso, juraría que cada vez son menos movidos estos txupinazos, la gente empieza a saltar y bailar sólo minutos antes del boom, cuando antiguamente lo hacíamos desde media hora antes. Los cánticos de rigor, los corchos al aire, el cava barato impregnándote hasta la médula, las camisetas rotas, el agua de los balcones, Celedón pronunciando goras y vivas que nadie entiende pero todos repiten,... Una gozada.

Catársis pura. Catársis necesaria. Somos borreguitos y de vez en cuando nos gusta sentirnos rebaño masivo y con procedencias? (hoy en la plaza, tantas ikurriñas como banderas colombianas) e intereses? (los de siempre con las pancartas de siempre, han visto como los otros les jodían la pancarta) comunes.
Y esto sigue. En mi caso, los festejos se verán interrumpidos por el otro gran evento del año, una extraña boda en un extraño país, en el que todo parece indicar que iremos vestidos extrañamente, para bailar en un extraño lugar, extrañas canciones. Encantadoramente extraño todo.
Gora Albazete!, gora Albazeteko jaiak!, gora andra mari zuria!, gora Zeledon!