martes, 30 de junio de 2009

Se me han acabado las grapas


Esta semana he vivido un momento histórico. No me refiero a que me haya hecho propietario de mi primera vivienda, lo cual aprovecho para difundir a quien no lo sepa. Me refiero a que se me han acabado las grapas.


Me explico. Me compré una grapadora en mis tiempos de instituto, estudios de mayores exigían una equipación de mayores, una grapadora como dios manda, grande, para grapar los trabajos y esas cosas. Yo juraría que fue en 1º de BUP, y me parece recordar que fue uno de los regalos de cumpleaños o navidad, gran ilusión, la grapadora ahí lustrosa, verde, en su funda. Así que tendría 15 años.


Una tarde le pedí a mis padres que me compraran grapas para esta grapadora. Y me trajeron un número ingente de cajas de grapas; teniendo en cuenta que venían por miles, hice mis cálculos y recuerdo perfectamente que la idea que me vino a la mente fue que cuando se me acabaran esas grapas ya sería todo un viejo. No calculé la edad a la que se me acabarían pero sí tengo ese recuerdo bien nítido, esa sensación de vértigo hacia el futuro. Y ese pensamiento me angustió. Me pasa a veces.


Conservo aún la grapadora, la sigo usando, por mis obligaciones estudiantiles sobre todo, y resulta que se me han acabado las grapas. Todo llega. Y parece que fue antes de ayer, 20 añitos han pasado.


Ello, unido a que, en el rosario que me leyó la notaria cuando fui a firmar las escrituras, se incluía una frase en el sentido de que el último plazo de mi hipoteca sería en junio de 2044, me ha provocado estas reflexiones sobre el paso del tiempo y su fugacidad. 2044, 70 años. Y me acordaré de cuando oí ese año tan lejano en aquel despacho tan señorial. Si estamos por aquí.

miércoles, 17 de junio de 2009

Aprovechar = to take advantage of


Esta mañana he buscado en mi diccionario online español-inglés-español cómo podía escribir la palabra "aprovechar" en un e-mail dirigido a un cliente. Ninguna de las acepciones me ha convencido y al final he sustituído la palabra "aprovechar" por otra. Pero lo que me ha llamado la atención ha sido uno de esos ejemplos que el diccionario aportaba como frases contexto.


Decía esa frase ejemplo: "Aprovecha tú que eres soltera". Y he pensado yo que en qué estaría pensando esa redactora, seguro que redactora, del diccionario cuando incluyó ese ejemplo, en qué momento de su relación estaría. Y me ha llevado a reflexión sobre lo que desaprovechamos los "no solteros". La eterna diatriba.


No tiene más desarrollo el post, sólo que me ha llevado a reflexión.


Aún así, esto no es lo más sorprendente que me he encontrado en un diccionario de idiomas como frases-contexto. Cuando años atrás nos dedicábamos a buscar palabras cochinas en los diccionarios, descubrí, en el que ha sido durante muchos años diccionario de referencia euskera-castellano, un ejemplo sorprendente y un tanto políticamente incorrecto. Apostaría a que ya lo han suprimido.


Cuando uno buscaba la palabra "paja" (en euskera oficial, "hacerse una paja" se dice "kanpaia jo", literalmente, "tocar la campana"), se encontraba con la siguiente frase a modo de ejemplo: "Antes que follarme a ésta, prefiero hacerme una paja". Que como frase dicha en barra de bar es grosera, pero escrita en un diccionario escolar es, además, bien llamativa. Así nos va. O así nos iba.


Por cierto, Negra, allá por tierras irlandesas. Aprovecha, tú que eres soltera.


Pd: Y os preguntaréis..., ¿y la foto ilustrativa del post, a qué viene?. Nada, era para un post nonato y por no perder la foto. A veces, los insectos pican en lugares insospechados y hay que ver las extrañas formas que adquieren dichos lugares debido a su (enorme) inflamación.

miércoles, 10 de junio de 2009

Un día estúpido lo tiene cualquiera


Tenía mis dudas sobre si era una leyenda urbana, pero he podido comprobar en mi cuenta de correo de Gmail, creada artificialmente no recuerdo para qué y que no utilizo para nada, que el servicio existe.


Me refiero a la opción de activar el servicio que intenta impedir que envíes correos electrónicos cuando estás mamado, en el sentido etílico de la expresión. Para quienes no lo conozcan, se puede activar una opción, de modo que cuando intentas enviar mails a ciertas horas, definidas por tí mismo, el sistema te lanza una serie de operaciones aritméticas sencillas que debes responder en un tiempo limitado para que te permita enviar el mail.


Se supone que ese es el filtro para detectar si tus facultades mentales están intactas y que así no te arrepentirás al día siguiente de lo escrito en pleno alarde de autoconfianza y seguridad en tí mismo. Por defecto, los señores de Gmail, que son unos clasicazos, te ofrecen activarlo los viernes y sábados de 22:00 a 04:00. Anda que no tiene peligro la franja horaria de 04:00 a 09:00, amateurs.... Y los pedos de entre semana...


Me parece una chorrada, más que nada porque casi todo el mundo tiene varias cuentas de correo y si estás empecinado en enviar ese mail que siempre habías querido mandar pero para el que nunca le habías echado güebos, lo enviarás por otra vía. Aparte de que si has sido capaz de encender el ordenador, teclear la dirección, acordarte de la contraseña, etc., quizás también seas capaz de hacer 5x2, 89-68, etc.. Además, tiene la peculiaridad de que sólo te pide estas operaciones aritméticas para el primer mail enviado en ese horario elegido, de modo que si te cueces entre el primero y el segundo, por razón de, por ejemplo, una respuesta al primer mail que te provoca una gran ansia dipsómana, puedes recontestar despechadamente y bolinga perdido con el clásico: "todassss las tíasss sois unas pfffutas".


Todo ello viene a colación de que yo echo en falta un sistema que impida enviar mails en días estúpidos. Todos tenemos días estúpidos, es muy difícil objetivarlo, pero seguro que con un simple test previo se detectaría si puntuamos alto en el estúpidometro y que nos impidiera enviarlo o, al menos, nos preguntara un par de veces si estamos seguros de querer enviarlo a pesar de las barbaridades que podemos haber escrito con un día tan estúpido, y tan estupendo a la vez.


Porque yo, ese día, no estaba borracho. Ni mamado.