jueves, 3 de septiembre de 2009

Efecto Mariposa o La Globalización era esto


De cómo el encuentro entre Bárbara y George Bush (padre) hace muchos años provocó que este martes durmiera sólo 4 horas aprox.


Hubo un momento en que se conocieron, no sé muy bien cómo, no he indagado en sus biografías, puede que se conocieran en el baile de graduación, a través de amigos comunes, paseando sus perros por un parque de Connecticut, etc. El caso es que hubo un inicio de aquello que luego acabó en matrimonio.


Y el matrimonio tuvo varios hijos, entre ellos 2 perfectos inútiles como Jeb y George W.


George W., por esos misterios insondables que tiene la vida, resultó elegido presidente de USA en 2001.


Una caída en picado en su popularidad como presidente, su exacerbado y absurdo patriotismo, y sus pocas luces, se aliaron para que un buen día decidiera invadir Irak en busca de unas presuntas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron.


La guerra continuó, acabó pero no acabó y ahí sigue en estado latente, ya no le llaman guerra.


Entre los materiales que usa el ejército USA, valga la redundancia, hay unas "bombas de luz" que lanzan para iluminar los campos petrolíferos a la noche y asegurar que no hay enemigos cerca.


Resulta que esas bombas llevan una pieza que fabricamos nosotros en nuestra empresa. Y que el fabricante de éstas, en el sur de Alemania, nos hizo visitarles por un serio problema de calidad, consistente en que nuestra pieza no adaptaba muy bien y quedaba estéticamente fea. Era una bomba fea.


Los horarios del viaje, al estilo de mi empresa, que no se caracteriza por cuidar mucho el tiempo de ocio de sus trabajadores, hacían temer lo peor con una llegada prevista a casa a eso de las doce de la noche. Por supuesto, sin derecho a tomarse unas horas libres al día siguiente...


Pero las tormentas, esa estafa llamada overbooking, el tráfico aereo del aeropuerto de Frankfurt, provocaron que el avión saliera con mucho retraso. Como resultado, éste que escribe llegó a casa a eso de las 2 y durmió poco más de 4 horas.


Señor George H.W. y Bárbara, no se lo perdonaré nunca. Ni yo ni los miles de víctimas que provocó su hijito.