Hay un arquetipo de tía, característico, que es la de aquella que se lo pasa mejor entre tíos que entre tías. No se le den connotaciones sexuales al asunto, tampoco estoy pensando en la tipología harrijasotzaile. Me refiero a la chica que se junta con los chicos mucho más que con las chicas, en clase, en el trabajo, de bares, etc.
Cuando escribo ésto, estoy pensando especialmente en una actual compañera de trabajo. Creo que la chica que tiene esta costumbre no estará tan estigmatizada como su equivalente en chico. Un tío que, principalmente anda con tías, salvo si es con claras intenciones amatorias, será catalogado como sospechoso, cuanto menos, en lo que se refiere a su sexualidad. No existe, según entiendo yo, esa misma impresión entre las chicas con respecto a esas chicas que frecuentan la compañía masculina. En todo caso, podrá ser catalogada quizás como rara, fresca u otros adjetivos similares. Todo esto son suposiciones, claro está.
Tomando como referente a esta compañera de trabajo, creo que es una postura inteligente, la de tomar lo bueno de cada sexo y aprovecharlo. Desde mi punto de vista, los tíos, al menos, el colectivo de tíos de los que me suelo rodear, se caracterizan, nos caracterizamos, por una sana tendencia a lo de reirse de uno mismo, encajar las puyas de los otros, gamberrear, exponernos. En definitiva, mostramos cierta propensión a echarnos unas risas y desmitificarnos. Algo de lo que, sin generalizar, carecen muchas mujeres, tan dadas a elevar a agresión de lesa humanidad un comentario irónico sobre su Persona, a dejar de hablar a una amiga de toda la vida por una palabra fuera de lugar. En cambio, una lealtad la nuestra a prueba de bombitas, que en eso se quedan las bromas o punzaditas a las que me refiero.
Pues eso, que alabo especialmente y empatizo especialmente con ese colectivo de chicas, atraídas por esa virtud más masculina que femenina del sano divertimento consistente en entrecruzarse dardos y encajarlos con soltura, y se convierten en participantes en esa dinámica.
Se me podrá acusar de que estoy cayendo en tópicos, se me podrán poner miles de contraejemplos, pero no cederé en mi opinión, alguna virtud teníamos que tener los machos de la especie, digo.
Pd: A mí, esta chica de la que hablo me conquistó definitivamente cuando dejó la frase de la noche en una cena de empresa: "Jo, a veces, una buena meada es mejor que un polvo". Las circunstancias se pueden imaginar, lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja y claras muestras de relajación en su rostro cuando salió del baño de un bar tras probar suerte en decenas de locales que estaban ya cerrados por ser hora mañanera.