viernes, 5 de noviembre de 2010

Nuestra cuota gay

Se citan diferentes porcentajes según el estudio analizado, el 3.9%, el 10%,..., ese sería el porcentaje de hombres homos, confesos y ejercientes, según las estadísticas. En nuestra empresa somos 39 machos; extrapolando datos, debería haber entre 1.5 y 3.9 entre nosotros. Es decir, al menos 1 maricón y 1 medio maricón (*).

Nosotros somos una empresa del montón, al parecer, así que tenemos 2 compañeros gays. Con dos estilos muy diferentes, uno tiene cierta pluma pero también la discrección por bandera, de modo que, se le trata con todo el respeto del mundo, como no puede ser de otra manera, pero se procura no sacar "el tema" en su presencia, él no cita apenas a su novio (y próximo marido) ni siquiera con la ambigua palabra de "pareja" y si alguien suelta un "vete a tomar por culo" o similar en su presencia se percibe cierta incomodidad general. No está encerrado en su armario pero sí que se pone determinadas barreras, a mi parecer, pero allá cada cualo. Su gran aportación a la causa, de la que creo que no es muy militante, es parar al mediodía para enfundarse un hortera atuendo deportivo y esconderse en un lugar del almacén entre cajas para hacer su media hora de batuka con la ayuda de un pequeño dvd portátil. ¿Sabéis de algún heterosexual capaz de ello?.

El otro es el gay brutote, el melenas de aspecto rudo y cuerpo trabajado, el que en pleno almuerzo intenta convencer a sus compis de las gratas sensaciones que provocarían los impactos de una polla en sus rectos y el que al hacerle la rima del cinco contesta con un "¿a que no hay güebos?". Desde luego, lo vive con mucha más intensidad aunque quizás hace de ello excesiva bandera y lo convierte en absoluto protagonista de su personalidad, pero simpatizo más con esa apertura y esa naturalidad. Se ve que es un guarro, y yo con los guarros no puedo evitar simpatizar (o empatizar). Quizás en el equilibrio esté la virtud, pero qué coño nos importa la virtud a nosotros,...

Ahora nos queda que contraten a más chicas para que con ese 2.7% teórico de lesbianas entre las chicas, nos toque alguna en suerte.

Por mi parte, yo si algún día me hago gay, si acudo a la ventana de la consejería que proceda para inscribirme, me haré oso, es mucho más cómodo y práctico, el pelo corporal no me falta y de barriga cada vez estoy más dotado, a poco que la grasilla se vaya repartiendo mejor daré el perfil.

(*) Yo, al contrario que algunas cuadrillas de blusas de V-G, que cantan el "Maricón el que no baile" o los hinchas futboleros que tachan de maricón a Michel o a Guti, no pronuncio esa palabra de modo peyorativo, ni mucho menos. Aclaro. Que es un tema muy sensible y no quiero malentendidos ni un vapuleo público como el recibido por el señor alcalde de Fatxadolid (merecido) o el sufrido por Arturito (inmerecido).