sábado, 17 de enero de 2009

Larunbatak


Los sábados suelen empezar bien, por doble motivo, el no madrugar es uno de ellos. El "mañanero" es otro. Ante las tardías horas, en general, a las que me levanto, desayuno poco pero exquisito, que para eso es sábado.


Suele ser, junto al domingo como es lógico, el día que aprovecho para ir al monte, una de mis grandes aficiones. Ya andaré por las 100 cumbres, pero no acabo de despegar de los montes de mi provincia y cercanías, así ya he empezado a repetir cimas utilizando otras rutas. Algún día empezaré quizás a salir del güebo y moverme por Pirineos (Piris en pijo mendizale) o Picos de Europa (Pikos en pijo mendizale).


Y otra circunstancia típica del sábado, más que de los domingos últimamente, es la de comer en casa de los padres, lo que suele ir asociado a comer muy bien y abundante, puesto que las madres llevan un gen incorporado que siempre les hará pensar que sus hijos comemos mal y poco en nuestras casas, hasta bordear la desnutrición, y tienden a reequilibrar así nuestras vitaminas y minerales.


Eso hace que los sábados y domingos al mediodía sobren aparcamientos en los nuevos barrios residenciales como en el que yo vivo y sea imposible aparcar en los envejecidos barrios donde vivíamos. También se ven muchos individuos como yo, trasegando bolsas con tupperwares, tarros y otros, entre casa y casa.


Creo que no he contado nunca en mi blog que hace unos 2 años sufrí un pequeño (creo) trauma al desmantelar mis padres mi habitación de toda la vida, reamueblarla y ocuparla ellos. De modo que ya no existe mi habitación y me cedieron la suya, reubicando aquí mis muebles. Entenderéis que no es lo mismo, que me han despojado de mi infancia y juventú, así de un plumazo. Me consultaron en su momento sobre el cambio, obviamente, les dije que hicieran lo que quisieran en su casa. Pero sí, jode.


Y del sábado ha destacado siempre la noche, el saturday night, la ra la ra la ra la rá, be my baby. Han sido muchos los disfrutados, algunos los sufridos, otros tantos con sabor a fracaso. Muchas noches regadas con alcohol, la única droga que he consumido en mi vida, por cierto. Algunos se sorprenden de las toñas que me he llegado a agarrar sólo a base de cerveza, pero lo cierto es que, salvo que haya una cena de por medio, es casi lo único que bebo. Mi teoría era que la cerveza no deja resaca, pero son varias las ocasiones en que esa teoría se ha derrumbado. No siempre ha sido así, desde luego, ha habido épocas, la del kalimotxo (abandonado por sus escatológicas consecuencias posteriores y ese dolor de cabeza), la de los gin-kases (muy destroyer), la de las txoperas de tinto o clarete (esos rallys de Kutxi eran matadores), la de los kinitos con claro con gas, etc.


El kinito merece párrafo aparte, hará más de 8 años que no juego un kinito, calculo. Ese juego en el que quien pierde, bebe. Esa frase fue la que pronunció un veterano escocés que se nos ajuntaba a veces, "este juego es maravilloso, quien pierde, bebe" (pronúnciese con acento escocés). Siempre había estrategias, alianzas para cocer a uno u otro, el dejarse perder si se tenía una buena racha, o mala según se mire, porque eso de pagar y no beber... Al final, una manera de socializar el bebercio y hacerlo más lúdico aún. En nuestra cuadrilla tenemos pendiente entrar un día a echar un kinito al bar donde íbamos antaño, aún no ha coincidido que estuviéramos tan cuezos y pasáramos por allí para atrevernos a hacerlo, pienso que sería como volver al aula donde estudiamos EGB, con las rodillas golpeando los pupitres.


Habría un listado enorme de anécdotas sobre noches locas de sábados, pero me da cierta pereza pensar en ellas y seleccionarlas, así que no aburriré con ellas. Sólo comentaré que hay una cosa que me jode mucho: no acordarme de lo que sucedió la noche anterior, y son demasiadas las ocasiones en que eso ha sucedido. Ya aprenderé a moderarme, cuando sea mayor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aupa Federiko,

Solo te has cocido con alcohol? no has salido de la "provinvia" para subir montes? ¿Ves relación estre estas dos ideas?

A mi lo que mas jode de la resaca es el sentimientod e culpabilidad que me entra. Y es que son muchos años de cristianismo sobre nuestras espaldas. Pecado original, si se disfruta es pecado,...
En general siempre suelo pensar que hice algo muy malo, como decir algo feo a alguna fea, o desvelar secretos.

Pasenlo bien.

Besos

Desde muy muy lejos.

LaNegra dijo...

Pues... no sé yo si recomendarte la reentré en el kinito, la verdad. Yo tengo una amiga que se fue a vivir a Alemania cuando el kinito sabadero aún estaba presente en nuestras vidas; después, siempre que volvía a casa por vacaciones, nos obligaba a jugarlo y... no es lo mismo.

Aparte de que el calimocho no se resiste igual - y yo a cerveza de jarra paso - pues la edad ya no es la misma y aunque ella no entendía que nos gustasen las copazas, nosotras ya doblábamos la edad al personal del resto de las mesas, y, jugar al kinito sin querer cocerte ni ligarte a los de las mesas de al lado, pues... como que no.

Y además... mi táctica kinitera - beber lo justo para el puntillo y cocer al resto - de mayor no tiene gracia, porque si tu madre te pilla borracha, ya da igual.