miércoles, 10 de octubre de 2007

Raro (dedicado a Raro)


Procedo a desplegar mi repertorio de rarezas, no se trata de hacer apología del rarismo, mucho menos del esnobismo, en este blog creado en origen contra dicho fenómeno. Se trata de exorcizar de alguna manera mis manías más extrañas, esas que a veces te hacen saber los demás cuando a uno le parecen lo más normal del mundo.


* Todas las noches, después de cenar, no me puede faltar un yogur, hasta aquí más o menos normal, lo extraño viene luego, cuando la última cucharada del yogur me lleva inmediatamente a comerme una rebanada de pan. Yogur + pan, una mezcla absurda seguramente.


* En los aviones, soy el único pasajero que atiende a las azafatas cuando explican por dónde tenemos que salir en caso de emergencia, incluso sigo con la mirada las trayectorias de salida indicadas, y cómo soplar el salvavidas. Lo que me parece más indignante es que a pesar de ser el único que les mira, las azafatas parecen ignorarme y miran hacia el infinito en vez de dedicarme a mí su explicación. La próxima vez no descarto llevarme un cuaderno y tomar apuntes o hacer alguna pregunta al final.


* Llevo pañuelo de tela para quitarme los mocos. Varios han sido quienes han dicho que parezco su padre al sacar el pañuelo y descargar mis fluídos nasales. Lo siento pero a mí los clinex (¿cómo se escribe clinex?), me parecen poco prácticos para mocosetes como yo. A la segunda descarga ya no hay por donde cogerlo y no es plan de hacer tal desperdicio de recursos tirando uno cada vez que me suene. Además, algo tendrá que ver con que los clínex me evocan la limpieza de otros fluídos.


* Me dejo todo lo máximo que puedo del desayuno preparado de la noche anterior. Ello podría denotar en mí que me rijo por el lema de "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", etc. Nada más lejos de la realidad, pero el hecho de ganar 2 minutos de cama a las mañanas por encontrarme con el cazo en el fuego y la taza, el cola-cao, la cucharilla y demás complementos en la mesa, hace que compense el "esfuerzo" nocturno. Cada día dedico una pensada (palabra tomada de Txoripan) a cómo optimizar el tiempo dedicado a mis actividades mañaneras para poder levantarme un poco más tarde. He descartado no ducharme a las mañanas porque mi apariencia de zombi sería aún más marcada, pero he ganado tiempo dejando calentarse el agua mientras me cepillo los dientes...


* Cuando en un programa de televisión que me gusta, dan un avance de lo que me voy a encontrar en él (ejemplo: CQC, Callejeros,...), cambio inmediatamente de canal para no ver ese avance.


* Esta última tiene más de rito o superstición que de rareza, todos los 1 de Enero hago una especie de peregrinación hasta la estatua representativa de nuestro santo patrón provincial, la toco y vuelvo a la ciudad. No soy creyente, pero lo hice una vez, con una espantosa resaca y cierta melancolía por desamores juveniles nacidos esa misma noche, y desde entonces no falto a mi cita.


* Ah, y se me olvidaba mi gran rareza, esa que tanta gracia hizo a mis sobrinas al presenciarla. Siempre, siempre como el arroz/paella con cucharita pequeña. Es mucho más práctico.




6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues eso no es nada.

El raro

Anónimo dijo...

Querido Fede, es cierto lo que dice. Eso que hace usted son rarezas. Muy gracioasas algunas. Inofensivas. Un dia podria usted contarnos, que hace la gente en su entorno ma’s cercano que le saca de quicio. O sea que rarezas tienen los demas que a usted le desquician. (Por ejemplo que alguien ande sorbiendose los mocos horas y horas, que cuando hablan por telefono den punietazos en la mesa o griten, que chupen el cuchillo cuando comen,... ). Porque estas manias, que son de los demas, pero que las hacemos nuestras al sobredimensionarlas, hunden la convivencia, cuando es delicada. Y son peligrosas. Si usted conoce a algun buen psicologo puede ademas versar el por que’ de estas manias. Digo. Desde muy muy lejos. (Aqui los raros son todos los dem'as)

Federiko dijo...

Pues pondré como ejemplo desquiciante el de aquellos que cuando encuentras un aparcamiento, te paras, lo señalizas y procedes a esperar para maniobrar cuando el abundante tráfico te lo permita, hacen gestos de impaciencia, hacen sonar el claxon y al pasar junto a tí te miran con cara de odio. Yo también le he devuelto la mirada, y también sé mirar con odio, sobre todo cuando lo siento realmente. Hijodeputa. Pa'l de esta mañana.

Anónimo dijo...

Aupa Fede, pero yo me refiero a la gente del entorno cercano. Por ejemplo las madres que se ponen histericas cuando esta la cocina limpia y tu dejas en al fregadera un vaso, una cucharilla de un yogurt, etc, etc. A mi me lo conto un colega que lo hacia su madre. O el enjuagar el vaso con el ultimo culin de vino, como si fuera colacao, para asegurarte de que si hay posos, estos llegan a al boca con el resto del vino. Cosas que hacen "los demas" pero que a uno le revientan. Y se convierten en un problema para el mismo. ¿Por qué?

Besos desde acá

LaNegra dijo...

De lo del pañuelo de tela... conozco yo a otro raro...

Federiko dijo...

OK, entendido. Bueno, yo ya conté aquí que no soporto que la gente me hable con la cucharilla de café en la boca, en el curro. Por ejemplo.

También me enerva bastante que alguien no comparta conmigo mi entusiasmo ante algo, me explico, si yo estoy ensimismado contemplando un paisaje y alguien a mi lado muestra poco interés en él, no lo disfruto tanto.