Taxi, en singular se dice taxi. NO Taxis.
Me parece poco práctico decírselo a la cara al gerente de mi empresa, así que me conformo con desahogarme aquí. Cada vez que le oigo pronunciar frases como "voy a llamar a un taxiS", me sublevo, internamente.
Comparto la frase de despedida de Christian Galvez, en su Pasapalabra cada tarde, "Hablar bien es gratis. No me sean tacaños". También comparto sus gustos, porque me encanta Almudena Cid. La verdad es que soy un poco intolerante con aquellos a los que se supone una cultura suficiente como para hablar o escribir correctamente y no hacen el mínimo esfuerzo para ello. Casi siempre me atrevo a corregir al personal, aun a riesgo de ser tachado de pedante, tengo una compañera a la que tengo abrasada cada vez que escribe "aprovación", pero es que no me aprende. Pero claro, con el gerente,..., me parece excesivo. Tengo que tragar y eso me quema por dentro.
Esto me lleva a reflexionar sobre el concepto de intolerancia, una palabra viciada a mi parecer. Realmente es una reflexión que me vino dada en un artículo de prensa que leí hace mucho y que me pareció impecable. Y eso que lo leí en un periódico bastante intolerante.
En ese artículo, la autora (creo recordar que era autora), escribía que aquellos que se autodefinen como tolerantes en ciertos aspectos, se están autoretratando al utilizar ese adjetivo. Y es que no se puede decir que "yo soy tolerante con los gays, con los moros, con los gitanos,...", y colgarse luego la medalla de progre, ello presupone que se trata de colectivos a los que hay que tolerar, a pesar de la molestia que generan. Y no es el caso, creo. Uno puede ser tolerante con la verbena que tiene debajo de casa hasta las 4 de la mañana, con el fumador que enciende el cigarro en la mesa durante los postres, o con el que dice "un taxis", pero no con unos señores que hablan raro, o que en vez de rezar a la cruz, rezan hacia La Meca.
Además, creo que no se trata de una virtud absoluta, en ocasiones hay que ser intolerante, porque hay cosas que no se deben tolerar. Y pondría mil ejemplos.