jueves, 3 de enero de 2008

La primera vez que entré en un sex-shop


O sea, ayer.


Pues sí, nunca había entrado en un sex-shop, de despedidas de soltero/a he andado escaso, afortunadamente, y en las que he estado no me ha tocado a mí comprar gorros-polla o tetas de coña, afortunadamente también. Por lo demás, tampoco me atrae especialmente el mundo de los complementos sexuales que pueden encontrarse en un sex-shop.


Pero ayer hice mi primera incursión. En una reciente y muy grata sobremesa se habló de este tema, y ya dejé caer ahí mi comentario acerca de que lo que me echa para atrás de los sex-shops es su opacidad. Y hablo de su opacidad física, pero me pasa lo mismo con los bares o cualquier otro establecimiento, aquellos en los que no puedo ver desde la calle qué se cuece ahí dentro me frenan a la hora de entrar. Entiendo que a la clientela de este tipo de negocios pueda no apetecerles ser vistos desde la calle por sus compañeros de trabajo, sus vecinos o sus padres mientras explora las funciones de un "Anal Intruder XXL", pero creo que discrección y aperturismo no deberían estar tan reñidos.


Yo tampoco es que fuera con el pecho fuera y cabeza alta hacia la entrada, confesaré que en mi primera intentona por acercarme a la puerta hice un rápido giro de 90º al encontrarme con otro indeciso que prefería entrar discretamente y sin espectadores. Así que hice otros recados por la zona y finalmente me decidí a entrar sin vacilaciones. Y lo que viví no me gustó. Quizás el problema es que el sex-shop es de los que tienen además cabinas de visionado de películas, no sé si todos lo tienen, creo que no. Está dividido en 2 zonas, una de cabinas y otra, bastante pequeña, de venta de productos variados.


Nada que objetar a la zona de venta, con un dependiente muy profesional, con conocimiento de sus productos y que llamaba a las cosas por su nombre. Pero en cuanto a la otra zona, la de cabinas, era impresionante el trasiego de hombres, ambas zonas estaban separadas por una especie de biombo pero el dependiente tenía un espejo para controlar las entradas y salidas del personal. A través de ese espejo, con la deformación típica que produce este tipo de espejos, se podia contemplar el ir y venir de señores con la cabeza gacha, con la bufanda cubriendo casi toda su cara o con un repentino picor de ojos que les ayudaba a tapar su rostro. Señores, todos ellos con aspecto muy respetable (no digo que no lo sean), con una media de edad que rondaría los 55-60, otro sector que abundaba es el de los magrebíes, en este caso jóvenes.


Pero es esa clandestinidad lo que me perturbó, ver a toda esta gente ocultando sus rostros, entrando y saliendo a toda velocidad sin saludar a nadie, preocupados de que nadie les reconociera. Era desagradable, de alguna manera te hacía copartícipe de esa vergüenza. Fue eso, precisamente lo que me animó, supongo que como defensa, a dilatarme un buen rato en el local, preguntando al dependiente en voz muy alta, y a salir finalmente de allí muy digno, deleitándome en la salida y sujetando la puerta amablemente para animar a entrar a quien se quedó un poco cortado en la entrada porque vio salir de allí a alguien a cara descubierta.


Quedé un poco desconcertado por el éxito de las cabinas de visionado de películas, más que nada porque creo que, si alguien es tan aficionado al porno como para pasar ese mal rato y jugarse su
"prestigio" social entrando a escondidas en un local así, hoy en día hay todo tipo de facilidades para verlas en la intimidad de tu hogar. Mi hipótesis es que algunos de los que entran ven la película y otros de los que entran lo hacen sólo como mano o boca amiga. Y es que los hay vagos (y viciosos).


Pd: Próximamente en sus pantallas "Federiko Durmiente IV"


Urte berri on guztiontzat!

¡Feliz 2008!

Glückliches Jahr für alle!

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ardo de ganas por saber cuales fueron las preguntas, que usted hizó. Y by the way, las respuestas.
Supongo que casi todos los vendedores te pueden asesorar basandose en su propia experiencia. (menos los de pompas funebres).

(Una vez un amigo de un amigo... fue a una sexería... y vio la siguiente situación: a un cliente le parecia poco profesional que la vendedora le asesorara. Y preguntaba si había un vendedor disponible. No porque le diera verguenza ser atendido por una mujer, sino porque quería asesoramiento de primera mano por alguién que hubiera probado el producto(o eso entendió mi amigo) (No tengo información sobre cual era el produzto a adquirir))

Desde muy muy lejos

Anónimo dijo...
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Federiko dijo...

Seguirá usted consumiéndose en sus llamas.

Sórdido, sórdido, estimado hombre honrado que rasguña.

Api dijo...

A saber a qué tipo de comidas acudes que en los postres se acaba hablando de eso. ¿eran fresas con nata?

El problema es precisamente eso que cuentas de la clandestinidad. ¿por qué los sex shops tienen que ir unidos a las cabinas de cine XXXX, a la gente con la cabeza gacha...?

En aquella sobremesa se habluvo de otro tipo de sex shops. de los que entras y es una tienda agradable, sin cabinas ni perturbados, donde el dependiente o la dependienta saben perfectamente qué venden, y cómo funciona cada uno de los cacharritos, y hasta tienen muestras (como los móviles del media markt atados con un hilo de acero) para que veas el movimiento.

En Lavati, hay incluso uno (Los Placeres de Lola) donde sólo pueden entrar chicas o chicos acompañados de chicas.

Eso que cuentas es más bien como los de la calle Atocha, territorio reservado a insomnes, salidos y despedidas de solteros y solteras.


PD. Federiko, ¡¡¡las preguntas, ya!!! No entiendo ese placer tuyo por dejarnos a medias.

Anónimo dijo...

Hay otro "establecimiento" aún más curioso: el Amantis de Ribera de Curtidores. Nunca he visto a un dependiente más implicado en su negocio. ¿Os imagináis que vais a una pastelería y el tendero os detalla el sabor de cada uno de sus pasteles? Pues una cosa parecida. "Oye, tío, que tal este producto", la respueta: "Pues una pasada. Eso sí, tienes que utilizarlo de esta manera y no de ésta...". "Esos condones son muy buenos aunque yo prefiero estos otros por estas razones..." Y así con cada uno de las consultas realizadas. Seguro que debe ser uno de los pocos españoles que se lleva material de trabajo a casa para seguir mejorando en su puesto. Está claro que las cosas han cambiado mucho.

Por cierto, Federiko, este establecimiento goza de unas grandes vitrinas por las cuales puedes ver con todo detalle las caras de los clientes y los asuntos que se traen entre manos. Y la cosa gana cuando sales del establecimiento y chocas con los pasmados caretos de un grupo de albañiles que arreglan la fachada del edificio anexo.

Anónimo dijo...

Se me olvidaba otra tienda de visita obligada, aunque ésta se encuentra un poquito más lejos: el más famoso sex-shop de Berlín. Más allá del interés en el material de la tienda, en las dos plantas superiores del edificio se encuentra un interesante museo del erotismo. Decenas de grabados japoneses donde el pariente percute con la parienta, condones hechos con tripa de oveja, consoladores de marfil con la prescripción médica correspondiente (esto no es broma) y una magnífica colección de pollones de metro y medio de alto, procedentes de la Polinesia. Una de las visitas más instructivas que se pueden hacer en Berlín, junto al Estadio Olímpico.

Federiko dijo...

Bienvenido Tigris a este mi blog.

¿O sea que la calle Ribera de Curtidores existe? Bueno es saberlo, de tantas veces que he puesto hoteles allí cuando no podía permitirme otras calles (hablo del Palé, claro. Donde esté el Palé que se quite el Monopoly).

Espero que la publicidad de estos establecimientos que mencionas sea gratuita o, en caso contrario, que compartas pasta con este que escribe. Bastaría con un vale-regalo o algo.

No nos comentes si has introducido a tu chica (y perdón por la utilización de este verbo) en este mundo de los sex-shop y sus juguetes, no sea que le conozca o algo.

Api dijo...

Federiko, no trate usted de ir de imparcial, de no si a mi no me importa, si no quiero que me cuenten ustedes... anda ya, que ya nos conocemos.

en cualquier caso, puede que digas que mejor tigris no te comente, porque ya lo sabes.

algún avance más? has metido ya la puntita en un sex shop de los de verdad?


hay que ver cómo animan los foros estos temas. luego dicen que la política.

LaNegra dijo...

Jajajaja
joder, tengo que ir... yo sólo he estado en uno (el de la calle atocha que Api ha tachado de sórdido, concretamente) y fue en una despedida de soltera.
¿Que qué hacía una chica como yo en un sitio como ese? Pues... aguantar el tirón en una despedida en la que pintaba menos que Rajoy en el PP. Dicho lo cual añadiré que sólo recurdo (os hablo de hace 15 años) dos cosas:
- las películas porno de embarazadas (sólo vi la carátula y me dió como un repelús que el susto aún no se ha pasado)
- la cara de asco de una que iba de liberar pero debía ser aspirante a monja que venía en el grupo de la despedida, que era mucha al entrar, pero al ver el típico artefacto de dos pollas cambió a peor y nos obligó a abandonar el local

Fin de la excursión.

De allí nos fuimos a un local lleno de negrazos bailando, donde la novia se empezó a sobar con alguno que otro mientras una amiga y yo nos descojonábamos recordando las palabras que el novio de la muchacha llevaba repitiendo toda la vida (incluso antes de conocerla): "yo sólo pido que, si alguna vez me caso, el primer hijo no me salga negro".