miércoles, 12 de marzo de 2008

¡Que bote Rajoy, Que bote Rajoy!


Viví la jornada electoral desde dentro, pues hace unas semanas alguien llamó a mi puerta notificándome que me correspondía participar como 2º vocal de mesa electoral, en el barrio donde crecí y donde aún estoy empadronado.

Varios se compadecieron de mí, pero la verdad es que tenía curiosidad por vivir el proceso desde dentro, siendo la primera vez no me molestó demasiado. Los 60 euros de recompensa y, sobre todo, las 5 horas de permiso en el curro el lunes eran pequeños alicientes añadidos.

Al lío. La jornada empezó pronto, a las 8 de la mañana, hora en la que debía estar para la constitución de la mesa. Para empezar el día, tuvimos una pequeña muestra de folklore nacional, con un presidente de mesa que apareció con una enorme pegatina en la camiseta donde se leía "PP-PSOE FAXISTAK". No era el día más adecuado para que desde ese bando se calificara de esa forma, creo yo. Varios gritos, enganchadas y una denuncia después, el caso se resolvió y el reivindicativo de las rastas se quitó la pegatina, ejerciendo sus funciones de presidente de mesa, un tanto malencarado durante toda la jornada. Más tarde, la historia siguió coleando porque fueron varios los políticos de primera línea que visitaron nuestro colegio y casi todos se encaraban con él, especialmente jugosa fue la charla entre el "rastas" y el alcalde de la ciudad, de la que destacaré la frase del alcalde cuando le dijo "te cambio derecho a la vida por cualquiera de esos derechos que me pides".

Me tocaron como compañeros de mesa un presidente un tanto brasas (se les sube el cargo enseguida) y una vocal que tenía la extraña costumbre de sentarse en su silla con las piernas abiertas en ángulo de unos 160º, y eso distrae.

Emocionante fue ver a la horda de jubilados que entraron en tromba cuando abrieron el colegio a las 9, todos como pollos sin cabeza, sin saber a qué mesa dirigirse, pero demostrando ansia por votar. Es que no debe de ser lo mismo poder votar desde nuestros 18 años que pasarse más de la mitad de su vida sin poder votar.

Esos jubilados que votaban y con una sonrisa y un guiño decían: "a ver si hay suerte", creía adivinar hacia donde dirigían esos deseos de suerte. Y es que mi ex-barrio es un barrio obrero donde los haya.

De las típicas anécdotas electorales, en mi colegio no votaron monjas, esa topiquísima imagen de todas las elecciones, pero sí destacaría la pareja de gitanas que llegaron con una silla de su casa, con su tapicería y su mantelito y tó, la más joven plantó a la vieja delante de la mesa junto a nosotros, sentada en su silla flamencota y les preguntó cómo se votaba y que le ayudaran puesto que no sabía leer. Le llevaron a la cabina a la joven y le fueron leyendo todas las papeletas hasta que dijo que "a esa, al Mariano ese".

También estuvo gracioso el joven gay, muy provisto de pluma, que vino hacia nosotros y nos dijo con ese deje característico: "os vais a reir, pero es mi primera vez y no sé lo que tengo que hacer", le dimos unas breves instrucciones y volvió radiante y feliz con sus sobres.

Tuvimos 2 interventores en nuestra mesa, uno del PP y otro del PSOE, contrariamente a lo esperado, el del PP era mucho más majete que el del PSOE, que casi ni habló con nosotros, de talante regular, de simpatía mal, y se dedicó durante todo el día, cuando estaba en la mesa, a leer toda la prensa escrita que caía en sus manos, la afín y la contraria. Además, el sociata tampoco se mostró muy colaborador en el recuento. Me habían hablado muy bien sobre el papeo que solían llevar los partidos a sus interventores y de la generosidad de éstos compartiendo con presidentes, vocales y demás, especialmente famosos eran los banquetes ofrecidos por el PNV, pero nada de nada, un kit de supervivencia les llevaron y nada nos fue ofrecido.

El recuento tiene su intriga, pero la verdad es que estaba bastante cantado y no hubo sorpresas, comprobamos, como sospechábamos, que había un montón de votos nulos para el senado y que, a ciertas horas, hay más interés por acabar de una vez que en discutir sobre si casan o no la cantidad de votantes con los votos o si este voto es nulo o no. No se puede decir que haya un control muy riguroso del escrutinio, la verdad. Y al menos en mi mesa había interventores, aunque sólo de esos 2 partidos, no sé qué pasará en otras mesas sin interventores y presidente/vocales compartiendo ideología...

Tenía pensado también hacer mi crónica electoral ya desde fuera, de los resultados, pero no me meteré en berenjenales, lo resume bastante bien este video, que recomiendo vivamente.

4 comentarios:

LaNegra dijo...

Me parto. Las referencias al folklore nacional, grandes, tener memoria periodística para recordar la frase del alcalde, grande, pero... esa imagen de los jubilados como gallinas descabezadas... esa, esa sí que no tiene preacio.

Jajajajajajajajajajajajajajajaja

Federiko, a sus pies, once again.

Api dijo...

A mi me ha parecido tu mejor post. Y al igual que de pequeña siempre quise que me escayolaran y nunca lo conseguí; de mayor me ha quedado el vicio de que me toque en una mesa electoral. pero nada. de momento.

pd. el jueves voy pa'llá. Te podías pagar algo con los 50 euracos.

Anónimo dijo...

pues muchas cosas se me vienen a la cabeza.. que no sé si termino de entender que las gitanicas sean de derechas¿?¿?¿?¿, que con un par el alcalde (aunque no tengamos las mismas ideas políticas, comparto el hecho de que ningún derecho es más legitimo que el de vivir) y que me da miedito eso del poco rigor a la hora de contar... en fín, yo tampoco he sido "agraciada" con participar en unas elecciones desde dentro, pero con tu crónica creo que ya me basta...

Anónimo dijo...

Pero de eso se trata, no?

"Os cambio cualquier derecho de esos por el derecho a la vida"

Quiere esto decir, "os doy lo que querais pero no mateis más?"

No entiendo esa frase.

Porque el alcalde no dijo: el derecho a vivir está por encima de vuestros derechos. El alcalde habló de intercambio.

(Cuando se habla se dice lo que se quiere y también lo que no se quiere)

Desde muy muy lejos.

(Agoniza el invierno y se pone a nevar. Justo a las puertas de las vacaciones (que aqui no tenmos))