Cierto complejo colectivo/nacional obliga a empezar el post diciendo que no soy de esos, que aborrezco de la práctica de la violencia contra las personas.
Dicho ésto, invito a la reflexión sobre las causas. Cuando hablo de causas, no hablo de razones, porque no las hay en casi ningún caso, entiéndase a modo de ejemplo que cuando se dice que alguien mató a su esposa por celos, no se le da la razón al asesino, sólo se explica por qué lo hizo.
El caso es que estamos asistiendo a una durísima ola de violencia por parte de ETA, que creo que tendrá continuidad, in crescendo si cabe. En las semanas anteriores se sumaron varias sentencias "judiciales": prohibición del Tribunal Constitucional a la consulta que promovió la mayoría del Parlamento Vasco, ilegalizaciones y encarcelamientos para organizaciones políticas como EHAK, Gestoras pro Amnistia/Askatasuna o ANV.
El mensaje parece claro, el Gobierno español impide la lucha política por la autodeterminación del pueblo vasco. Ya creo que pocos creerán que se trata de una decisión particular del poder judicial, teóricamente independiente del poder ejecutivo y legislativo... Se me puede decir que no, que existen partidos políticos como el PNV, EA, Aralar ó incluso la Izquierda Unida de acá, que abogan por la autodeterminación y ahí están, ostentando el poder autonómico incluso. Pero hay que pensar que se trata de partidos (mayoritarios en Euskadi) cuyo leit-motiv es precisamente ese, la autodeterminación del pueblo vasco, una aspiración que nunca alcanzarán porque un poder superior impuesto, en este caso el Gobierno español, lo impide con varios artículos de la Constitución.
Es evidente que en este país existe una cantidad importante de gente cuyo sentimiento nacional es muy fuerte y que, no conformes con el estatus actual, luchan para que el pueblo vasco pueda ejercer el derecho a tomar su propia decisión, sin intromisiones externas, sobre su relación con el Estado español (hay quien dice que también con el francés). Dentro de ese sector hay además quienes creen que, vistas las trabas que se pone a la lucha política en este sentido, es legítimo el uso de la violencia, como teórica "defensa propia", pero que se limitan a luchar políticamente (no me vale el "Batasuna es ETA", porque no habría cárceles para meter a todos esos terroristas). Toda esa energía, con una importante y peligrosa carga de mala hostia y odio añadida, creo que está mejor canalizada en organizaciones como las ilegalizadas recientemente. Porque, ahora, ¿qué les queda a esta gente?, ¿se les va a intentar quitar esa idea loca de sus cabezas?, 150.000 personas sin voz, no se quedarán callados, y hablarán a gritos, valga la metáfora.
Por eso, no soy partidario de las ilegalizaciones de organizaciones políticas, a pesar de la repugnancia que puedan provocar sus actitudes, como es el caso, o sus ideas. Me parece un error. Evidencias como el dato de que el partido Euskal Herritarrok (uno de los nombres que ha tomado en los últimos años la izquierda abertzale) , en plena tregua y con un discurso mucho más amable consiguió 225.000 votos, bajando sólo 3 años después, con el discurso duro y asesinatos de por medio, a 142.000 votos, hacen mucho bien a la reflexión, incluso de los más irreflexivos, y son más útiles para la causa, la verdadera causa, hacer ver a esa gente que ninguna idea es suficientemente importante como para matar por ella.